sábado, 22 de marzo de 2014

NOTICIAS SOBRE LA ORDEN REAL



NOTICIAS SOBRE LA
ORDEN REAL DE HEREDOM DE KILWINNING


La Orden Real de Heredom de Kilwining es un grado Rosa+Cruz, cuya iniciación se divide en dos puntos diferentes, y se realiza en una torre ficticia, circunstancia que les ha dado el nombre de Rosa+Cruces de la torre. Los miembros de este orden, de la cual son maestros los reyes de Inglaterra, sino de derecho al menos de hecho, adoptan en su recepción un nombre característico tal como “valor”, “prudencia”, “candor”, u otro análogo, con lo cual son en adelante exclusivamente designados, y el mismo que usan siempre al poner su signo en cualquier acto masónico, en cuyo caso, no se escribe entero, sino la primera y última letras y consonantes intermedias, en esta forma: “v-l-r-“, valor; “p-r-d-n-c-a”, prudencia; “c-n-d-r-“, candor. Sin embargo hay cuatro funcionarios, que, además del nombre convenido, tienen otro afecto especialmente a sus funciones; y es así que el presidente se llama “sabiduría”; el primer inspector “fuerza”; el segundo, “belleza”, y el hermano terrible, “alarma”. EL presidente recibe además el título de Athersatha (es decir: el que contempla los años o el tiempo) y los Inspectores el de “Guardianes de la Torre”.

         En la recepción se recuerda “el sacrificio del Mesías que derramó su sangre para la redención del género humano”, y el neófito figuradamente es enviado en busca de “la palabra perdida”. Aunque en cuanto a su ceremonial,  le diferencia esencialmente este  orden del Rosa+Cruz ordinario, en lo demás se acerca a él como ha podido notarse.

         Según el ritual “la Orden Real se estableció en un principio en Incomkil, después en Kilwining, donde el rey de Escocia, Roberto Bruce, presidiendo en persona como Gran-Maestre,” y la tradición oral añade que este monarca restauró el orden en 1314, haciendo entrar en ella los restos de los templarios de Escocia. Sin embargo, en apoyo de asertos de semejante importancia, los caballeros de Heredom de Kilwining, no presentan más que un pasaje, por cierto bien poco concluyente del sistema heráldico de Nisbeth. Con efecto allí se dice, que Roberto Bruce restableció el orden real, pero el autor aplica formalmente este epíteto a la Orden del “Cardo” completamente distinta de la de Heredom de Kilwining, cuyo nombre por otra parte, ni aun una sola vez se encuentra citado. Para salvar esta dificultad, se quiere probar que antiguamente las dos Ordenes no formaban más que una sola; pero con dos denominaciones, o sea, considerada bajo dos aspectos, el uno “exotérico” y liberal, bajo el título primitivo de “chardom” o (cardo), el otro “esotérico” y misterioso, con el de Heredom, y que, con el transcurso de los tiempos, la parte secreta quedó patrimonio exclusivo de los masones; mientras que la pública se conserva por la corona. Aunque se admita esta distinción, que sea dicho de paso, es bastante sutil, siempre nos faltará saber su verdadera aplicación, o si existió o no en la orden dos categorías de miembros, eran admitidos a la participación de esas dos naturalezas de la misma orden, lo que haría inexplicable su separación, puesto que es un absurdo querer hacer dos de un solo individuo. Pero si todo ha pasado como quieren decir, para creerlo, faltan aun las pruebas, y estas son las que no se han presentado.

         Si juzgamos por el ritual que en parte se halla escrito en versos anglosajones, la Orden Real de Heredom de Kilwinning, se remonta a una época muy antigua. No obstante, no debemos dar gran importancia a esta particularidad, pues nadie ignora que los ingleses, así como nosotros, han cometido sus fraudes masónicos, testigo el famoso interrogatorio de Enrique VI, redactado igualmente en lenguaje antiguo, y cuya falsedad se encuentra hoy día demostrada.

         Dejando a un lado todo esto, únicamente nos ocuparemos de aquellos hechos sobre cuya autenticidad nadie puede poner en duda por apoyarse en documentos incontestablemente originales.

         Las únicas piezas relativas a los primeros tiempos del Orden, que al presente se conservan, consisten en cuatro registros en folio donde están las Actas de las Sesiones, y la más antigua de estas data del año 1750. En esta época existían en Londres una “Gran Logia Provincial”, que celebraba sus asambleas en la taberna del “Cardo y la corona”, en Chandois-street, de la cual emanaron tres Capítulos establecidos en la misma ciudad, y que se reunían, el primero en la en la taberna indicada, el segundo en la taberna del “Carruaje y caballos” en Welbeck-street, y el tercero en la taberna de la “Gran cabeza azul”, en Exeter-street. Además de estos diferentes cuerpos presentados como funcionando desde tiempo inmemorial la misma autoridad instituyo en Londres en 11 de diciembre de 1743 otro Capítulo que se reunían en la taberna de la “Herradura de Oro” en Connan-street, Southwark;  y el 20 de diciembre de 1744 en Deptfort, condado de Kent, ya vemos otro taller que tenía sus trabajos en la taberna del “Grifo”. Esta estadística figura al frente del primero de los cuatro registros que acabamos de mencionar. Sigue inmediatamente un acta del 10 de julio de 1730, en la cual la Gran-Logia Provincial concedió constituciones a un capitulo del Haya que tenia por presidente al hermano William Mitchell, “fidelidad”.  La instalación de este Capitulo tuvo lugar en Londres el 22 del mismo mes en la persona del Atersatha. Sin embargo, el William Mitchell no dejó la Inglaterra, y la patente de constitución no llegó a la Haya, pues el original existe aun en los archivos de la orden. Las operaciones relativas a la erección de este Capítulo de la Haya son las únicas que la Gran-Logia provincial de Londres ha consignado en este Libro de Actas. Debemos por lo tanto creer que no tardó en suspender sus trabajos, puesto que hacia esta época entró en posesión de sus archivos la Gran-Logia Madre de la Orden Real en Edimburgo, la cual así mismo estaba inactiva desde mucho tiempo antes. En 1763 se decidió a comenzar de nuevo sus trabajos. El hermano William Mitchell no fue el que tuvo menos parte en esta resolución, pues su nombre figura con efecto en el cuadro que entonces se hizo de la Gran Logia madre. Es digno de notarse que la Gran Logia de la Orden Real de Edimburgo  no había conservado nota de sus operaciones anteriores, habiendo perdido los libros donde estaban consignadas; pues a contar del año 1763, fecha de su instalación, hizo inscribir sus actas, en el mismo registro, y a continuación de las de la Gran Logia Provincial de Londres. Esta circunstancia nos induce a creer que la Orden Real, no se remonta mas allá del 1763, y que los hechos anteriores, se supondrían como ciertos aunque no fuesen, para dar a esta Orden la sanción de la antigüedad.

         Ya desde este momento desaparecen todas las dudas, y ya vemos a la Gran Logia Real de Edimburgo reunirse en épocas regulares. En 5 de enero de 1767, sometió sus estatutos a una revisión. El 3 de abril siguiente votó una suma de 9 libras esterlinas como pago del alquiler de una sala que desde muchos años antes, la logia de S. David de Edimburgo, había puesto a su disposición para la celebración de sus asambleas. El 4 de julio procedió a la elección de Sir James Kew “secreto”, en calidad de gobernador o Diputado Gran Maestre, que dando reservada la dignidad de Gran Maestre efectivo al rey de Inglaterra. El 5 de octubre tomó en consideración una propuesta que tendía a aumentar indefinidamente el número de los Caballeros limitado hasta entonces hasta el de ciento doce, según la letra de los estatutos. En 1769 dejó el local de S. David, por una sala, cuyo uso ya habían cedido anteriormente, y sin interés alguno, los magistrados de Edimburgo a la Logia “San Gil”. Tenemos a la vista el texto de la petición que la Gran Logia del Orden Real dirigió el 26 de julio para conseguir esta gracia, “al Lord  preboste, a los magistrados y al consejo reunido con los diáconos de los gremios ordinarios y extraordinarios de los oficios de la ciudad de Edimburgo”. Esta petición está motivada en el gran trabajo que se había tomado, y considerables gastos que había hecho la Gran Logia para el restablecimiento del antiguo Orden de la Masonería Escocesa, en la metrópolis de su país natal, lo cual podrían atestiguar muchos miembros del honorable consejo, que lo eran también de la dicha Orden.

         Un hermano, Marcial Buequillos, que vivía en el delfinado, el 4 de julio de 1776, hizo llegar a manos de la Gran Logia de la Orden Real una demanda con objeto de obtener “la autorización para iniciar a dos o tres Caballeros, a fin de formar un capitulo regular”. El 31 de enero del año siguiente, aprobó un proyecto de patente de constitución redactado en lengua latina, ordenando “que esta carta se escribiese claramente en vitela, y fuese firmada por los funcionarios, que se le pusiese el sello de la orden, y enseguida se transmitiese al impetrante”. Esta es la primera Carta Constitutiva, de que hacen mención los registros existentes, como expedida a masones de Francia o de cualquier otro país extranjero. Hasta el 26 de febrero de 1779 no se expidió al fin la patente al hermano Boequillon, por la vía de Holanda, donde se cree que existían uno o muchos Capítulos de la Orden Real. Nada sin embargo demuestra que este título llegase a manos o que diera origen su proyecto de establecimiento masónico. El 21 de mayo de 1785,  la Gran Logia, a petición del hermano Mateo, negociante, constituyó en Rouen una Gran Logia y un Gran Capitulo provincial para la Francia. Estos dos talleres se instalaron el 27 de agosto de 1786 en el local de la Logia la “Ardiente Amistad”. La Gran Logia Provincial, notificó su institución al Gran Oriente de Francia, que negó su legitimidad, fulminó censuras contra el nuevo cuerpo, borró del cuadro de las Logias regulares a la de la “Ardiente Amistad”. El vigor desplegado en esta ocasión por el Gran Oriente, tuvo su razón probablemente, en la resistencia que había opuesto la Logia a la reunión del Gran Capitulo General al Gran Oriente, y la victoriosa critica que había hecho del título, que se suponía emanado de Edimburgo en 1721 del Capítulo de Rosa+Cruz del doctor Gerbier, ya fundido en el Gran Capitulo General de Francia. A pesar de los obstáculos que suscitó el Gran Oriente a los progresos del nuevo establecimiento, no por eso dejó este de constituir, en Francia y en el extranjero, bajo la sanción de la Gran-Logia de la Orden Real de Edimburgo, gran número de Capítulos. En 1815, ya ascendían a 23 talleres de su jurisdicción. En diferentes épocas, y particularmente en 1788 y en 1805 se renovaron las tentativas para un acomodamiento entre la Gran Logia Provincial de Rouen y el Gran Oriente de Francia; pero las negociaciones no dieron resultado alguno, habiéndose negado siempre la Gran-Logia Real de Edimburgo, a todo convenio que en lo mas mínimo perjudicase a su supremacía. La única concesión que pudo y quiso hacer la Gran-Logia Provincial de Rouen, fue la de votar en 1806 los honores del Gran Maestrazgo en Francia, de la Orden Real al príncipe Cambaceres, Gran Maestre, al propio tiempo del Gran Oriente, y someter los rituales a su aprobación. El decreto por el cual declaró al Gran Oriente, en 1815, que centralizaba en su seno la administración de todos los ritos masónicos, la dispersión de los miembros de la Orden Real, y la muerte del hermano Mateo, su jefe, contribuyeron sucesivamente ya hace algunos años, al término de la existencia de la Gran-Logia Provincial de Rouen.

         Desde el 1794 existen grandes vacios en la actas de la Gran Logia de la Orden Real de Edimburgo, especialmente desde el 15 de febrero de 1805 al 27 de junio de 1823. Sin embargo está demostrado que en ese intervalo no descuidó completamente sus trabajos, pues vemos en efecto, que en el año 1806, instituyó una Gran Logia y un Gran Capitulo para todas las Españas, residente en Jerez de la Frontera, en Andalucía, de las cuales nombró por el Gran Maestre al hermano James Gordon, Caballero de la Ordenes de España. La Gran-Logia de la orden Real de Edimburgo quedó aletargada desde el 6 de noviembre de 1813, hasta principios de 1839 a causa del cambio de residencia de su gobernador H. R. Brown que pasó a establecerse a Londres, llevándose consigo el material y los archivos de la Orden. De vuelta a Edimburgo, reunió este hermano a los caballeros de los que ya no existían más  que cuatro, y reconstituyó la Gran Logia; pero no fue sino pasado algún tiempo, cuando este cuerpo, lánguido en su principio, ha recobrado su antigua actividad y una marcha regular. A pesar de todo, su personal jamás ha pasado de veinte miembros, tal es el cuidado que pone en su elección. No sabemos que haya en Escocia otro establecimiento de la Orden Real, que la Gran-Logia. Todos los capítulos de este Rito que en otro tiempo existieron sobre el continente ya están enteramente disueltos y apenas se podrán hallar, ni aún en Paris mismo, tres miembros que hayan pertenecido a los mismos.

Sacado de “Historia Pintoresca de la Franc-Masonería
y de las Sociedades Secretas antiguas y modernas”
F. J. B. Clavel - 1860


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