domingo, 12 de enero de 2014



ACERCA DE LOS ESTUDIOS TRADICIONALES

 

      (Guía para tradicionalistas desorientados)


Autor:   Dr. Jorge Francisco Ferro
 (Argentina)

                                                *   *   *

 

1)     Definiciones y conceptualización

       Qué son los Estudios Tradicionales? Sintéticamente, la tradición significa transmisión pero no cualquier tipo de transmisión. Las condiciones de una tradición auténtica son estrictas. Así, una tradición completa implica necesariamente dos aspectos:


           a) Un aspecto interior o esotérico 
      b) Un aspecto exterior o exotérico

      Es decir que posee una parte reservada a una “elite” que se caracteriza por detentar el conocimiento completo de dicha tradición (usualmente, se trata de un sacerdocio aunque no siempre adquiera el carácter de un clero...) y otra parte, que podríamos denominar como “pública”, que establece las normas de la vida en comunidad, la política, la cultura, la religión, etc.

       Normalmente, la autoridad espiritual legítima que representa una tradición determinada es la detentadora del “esoterismo” de la misma pero también formula la ley positiva (dharma, shariah, torah, etc.) que regirá la sociedad y que hará cumplir el poder temporal subordinado.

        Por otra parte, toda tradición regular se expresa bajo dos modalidades que les son propias: una transmisión oral y una transmisión escrita siendo ambas perfectamente aptas, cada una en su nivel, para perpetuarla.

        Generalmente, se considera que la transmisión oral es la que mejor se adapta para el trabajo iniciático y esotérico pero es menester señalar que, en muchas oportunidades, también la escritura es - a la vez -  un símbolo y un método  perfectamente regular y apto para los trabajos iniciáticos.

         En cuanto al ámbito exotérico o público, casi no hay necesidad de señalar las aplicaciones de la escritura, tanto sagrada como profana (si es que existe la escritura “profana” en una sociedad tradicional...) en el establecimiento del orden público.

          Finalmente, es necesario señalar que, en toda tradición regular y auténtica, se menciona la existencia de un elemento universal e imprescindible de origen supra-humano como el origen o como participante en la fundación de dicha tradición. En efecto, en ninguna de la tradiciones, vivientes o extintas, se deja de mencionar la intervención de una teofanía divina fundadora de dicha corriente espiritual pues se sobreentendía que el hombre, por sus solas fuerzas, es incapaz de establecer una tradición permanente. Estas intervenciones supra-humanas se interpretan como manifestaciones históricas y temporales de una   Traditio Perennis, fuera del tiempo y del espacio, que sería  el origen de todas las tradiciones particulares. Usualmente, se designa como “Tradición Primordial” a este centro común y originario.

2) Cuáles son las tradiciones actualmente vivientes? Por qué “vivientes”?

     En sentido estricto, son aquellas que poseen un sacerdocio (lo cual, insistimos, no necesariamente significa un clero) constituido por una cadena ininterrumpida de hombres vivientes que transmiten los ritos y los conocimientos de una generación a otra. Este es el verdadero y único sentido de la llamada  “Cadena Iniciática.”

     Contrario sensu, NO existen tradiciones que puedan ser revividas o reconstituidas “idealmente” a partir de estudios antropológicos, restauraciones de textos, excavaciones arqueológicas, reconstrucciones culturales, proyectos político-ideológicos, etc.

3)    Necesidad de pertenecer o ingresar a una tradición particular

           La pertenencia o ingreso en una tradición particular se logra de dos formas solamente: o se nace dentro de una tradición determinada o se solicita la admisión dentro de ella. En ambos casos, solo tiene validez efectiva el ingreso ritual  y no una adhesión ideal y menos aún  ideológica...  En efecto, cuando se nace dentro de una tradición particular siempre se realiza un rito (bautismo, sahada, circunsición, etc.) que marca  el ingreso del nuevo miembro en la comunidad.

            En el caso de la solicitud de admisión se produce un necesario proceso de cooptación entre el solicitante y la organización tradicional que lo acepta. Esta cooptación plantea, obviamente, la cuestión fundamental de la existencia  de representantes vivientes y legítimos de dicha forma tradicional. Sería totalmente inútil, por ejemplo, pretender ser admitido en los Misterios greco-latinos o en los egipcios pues no existe una sucesión ininterrumpida de representantes legítimos de las mismas que pueda recibir ritualmente a un nuevo miembro dentro de las mismas.

             De nada serviría, entonces, conocer en profundidad la Ilíada, la Odisea o la Teogonía, en un caso, o los Textos de las Pirámides o el Libro de los Muertos, en la otra; o ser un eximio filólogo grecolatino o un egiptólogo de nota pues ambas tradiciones, como muchas otras, están definitivamente extintas y sin posibilidades de “restauración” o “resucitación” alguna.

4)  No es atacando a otras tradiciones particulares que se fortalece la propia.

           Es un hecho histórico bastante común que una religión pretenda consolidar su posición  a costa de otra religión cercana en el espacio y/o en el tiempo. Parecería que esta es una condición propia de todas las religiones. Sin embargo, si se analizan en profundidad los ejemplos históricos, se advertirá que, muchas veces, fueron las fuerzas políticas las que, bajo los penates y los pretextos de la propia religión, atacaron otros pueblos y tradiciones en tentativas expansionistas.

5)     La acción de la inacción 
   
        Muchas tradiciones reconocen que el verdadero iniciado actúa, muchas veces, por su sola presencia lo cual plantea la cuestión de las llamadas  “acción interior” y “acción exterior” las cuales representan, analógica y simbólicamente, la autoridad espiritual y el poder temporal.

        Un hecho que no es generalmente comprendido - y menos aún aceptado por la mentalidad moderna - es la superioridad de la primera por sobre la segunda.  

6) Verdaderos y falsos maestros espirituales

              Todo Maestro auténtico de una tradición particular (y con mucha más razón en el caso de un Maestro Espiritual) lo es en el nombre de dicha tradición particular definida, concreta y viviente. No existen maestros tradicionales “en abstracto” pues siempre deben ser miembros legítimos y representantes autorizados de alguna corriente tradicional particular.

7)    La muerte de las tradiciones particulares

               No se debe caer en la tentación de revivir tradiciones muertas porque sería una típica operación de necrofilia. Las partes más esenciales de una tradición que se extingue pasa a la próxima forma tradicional naciente.
     
               Algunos ejemplos servirán para ilustrar esta cuestión:  la parte viviente y central de tradición egipcia pasó integrar a la Iglesia Copta, la céltico-druídica  se integró a la Iglesia Culdea, los vestigios de la tradición nórdica pasaron al cristianismo escandinavo primitivo, etc.

               Sin embargo, a lo largo de la historia se han observado reiterados intentos de restaurar civilizaciones, culturas e imperios ya desaparecidos. La mayor parte de las veces, dichos intentos revisten primeramente un carácter literario-cultural que luego desemboca en un proyecto político de corte reivindicativo y nacionalista. Así ocurrieron  patéticas “restauraciones” tales como la del panteón nórdico por el  nazismo, de los druidas-galos en el siglo XIX, del imperio romano por el fascismo, etc…


                 Latinoamérica tampoco está a salvo de estas operaciones necrománticas y se deben tener en cuenta las tristes experiencias europeas de revivir cadáveres psíquico-políticos que, en última instancia, resultan verdaderos  golems que inexorablemente se tornan contra sus invocadores...