Saturno es uno de los grandes dioses de los egipcios.
Era hijo del Cielo y de la Tierra. Según Platón era hijo de Océano y de Tetis.
Se casó con Ops, o Rhea, su hermana, apoderándose del reino de su padre después
de haberlo mutilado. Titán, el hermano de Saturno, a quien pertenecía el Reino,
quien era el primogénito, le declaró la guerra; sin embargo, mas tarde se lo
cedió a condición de que no conservase a ninguno de los hijos varones que le
nacerían, con objeto que la corona recayera sobre su familia. Saturno consintió
con agrado a esta condición, porque sabía que uno de sus hijos le destronaría.
Saturno para guardar su palabra, devoraba a todos los hijos machos que le
nacían. Ops, su esposa, que ya estaba muy mortificada ideó una estrategia para conservar
sus hijos: cuando estaba embarazada y próxima a dar a luz tomó una piedra y la
envolvió en pañales, y se la dio a Saturno para que la devorara, y así lo hizo.
El salvado fue el infante Júpiter y los Coribantes lo criaron. Metis, a
continuación, hizo tomar a Saturno un brebaje que le hizo vomitar la piedra y
con ello también a todos los hijos que se había engullido. Cuando Titán supo de
esto, le declaró la guerra a su hermano, se apoderó de Saturno y de su esposa y
los puso en prisión, donde permanecieron hasta que su hijo Júpiter, ya mayor
les liberó. Saturno temió entonces por los efectos de la predicción que se le había
hecho, tendiendo diversas trampas a Júpiter; cuando este las descubrió, le
declaró la guerra a su padre, le destronó y le mutiló. Saturno entonces se
retiró a la región del Lacio, en Italia, donde reinaba Jano, que le acogió muy
humanitariamente. Reinaron conjuntamente y procuraron a sus súbditos toda clase
de bienes.
Es considerado, este planeta, como el
dios de los períodos, de las eras y de los tiempos. Los antiguos iniciados
consagraban la séptima libación a Saturno, al astro que con su inmensa órbita
parece querer abrazar la totalidad del mundo. Así, cada hermano masón viene a
simbolizar un eslabón de esta inmensa cadena que pretende abarcar toda la
humanidad. Ello nos obliga a mirar a nuestros semejantes en igualdad de
condiciones, sentando al amo y al que le sirve en una misma mesa.
Saturno, desde el punto de vista
hermético, es el plomo; por ello se le designa el color negro, significando
esto que la “Gran Obra” primeramente debe comenzar por la disolución y la
putrefacción. Ningún Maestro Masón estará investido del verdadero significado
de este sublime grado, si primeramente no ha cumplido a cabalidad con el
sentido oculto que representa el primer grado de Aprendiz Masón y la “Piedra
Bruta” hermética y filosófica en la que debe trabajar. Así, Saturno viene a
reflejar la Noche y la Oscuridad de la Disolución, la Cabeza del Cuervo o
“Corpus Corvi”, de ese Cuervo que es la coronación de la Obra, puesto que sin
Putrefacción no puede haber Generación.
El plomo, no el plomo común, sino que
es la materia filosóficamente preparada (el aprendiz masón convenientemente
instruido en su ciencia). Y el negro no es más que el hombre que se ha conocido
a sí mismo, aquél que ha dicho “eskato bebeloy”, que significa, fuera lo
profano (el Compañero Masón que ha descubierto que sus sentidos pueden ser
gobernados a cabalidad), o más preciso aún, que en su Templo Interior, ya no
tienen cabida los apetitos del hombre profano, vulgar, elemental y común (es el
Maestro Masón que ya no teme a la muerte porque conoce el significado de ella).
Los niños devorados, son aquel “azufre
que los magos buscaron, y encontraron en la alquímica y una casa muy especial”
y que la raza de Saturno recibe con avidez. Es por esto que igual que el imán,
lo atrae hacia sí, lo absorbe y lo esconde en su vientre. Allí comienza la
putrefacción y finalmente es vertido sobre el dios devorador, símbolo del
sujeto primordial y grosero, el
contenido de un líquido también especial. Este lavado despoja al cuerpo de sus
impurezas, corrige los humores, y los vuelve disponibles para las operaciones
subsiguientes. Júpiter, su hijo, se vuelve brillante y el camino ya toma dos
vías, siendo sombría la esfera de la influencia Saturniana.
De esta forma, la mitología, este dios
y planeta en particular, dicen a los iniciados que la única forma de trascender
al hombre común, profano y del torrente (al decir del Martinista) es mediante
la Transformación Alquímica Efectiva y Real. Colocamos a la interpretación
meramente especulativa, moral e intelectual del simbolismo masónico en el lugar
que le pertenece, esto es en el estómago de Saturno. La explicación hermética y
alquímica del simbolismo masónico e iniciático en general, reposa en la “Arcana
Arcanorum” de nuestro Rito, lugar donde brillan en su Obra todos los Planetas
Sagrados y dioses que hacen posible la Reintegración de los Seres en sus
Primeras Propiedades, Virtudes y Poderes Espirituales y Divinos, al decir de
Martines de Pasqually, uno de nuestros Maestros Pasados.
EQUES
AB AQUILA CORONATA
M:.
M:. – S::: I::: I:::
En
el un Ágape celebrado en el Valle de Santiago de Chile
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